La historia de la danza da un giro de 180 grados con la llegada de la modernidad. A finales de la primera guerra mundial, se introducen los ritmos latinos, africanos y caribeños a la escena global y nacen nuevas formas de baile.
La aparición de nuevas configuraciones musicales desde lo más intimo de las comunidades conlleva a que la danza sea una forma natural de relacionarnos. Se convierte en una expresión de identidad popular, donde los ritmos que vamos ejecutando se acompañan con movimientos que poco a poco fueron tomando forma. Se convirtieron en la manera en que los grupos sociales podían lidiar con sus problemas y a la vez gritarlos al mundo.
En la época moderna mientras que el ballet resurge y se renueva con los rusos, el arte vive un proceso de cuestionamiento buscando nuevas formas de expresión, mucho más dinámico y disruptivo con las reglas estrictas del ballet clásico. Surge entonces un movimiento revolucionario para el momento que reclama más libertad de interpretación y perfomance. En los suburbios surgen los estilos urbanos, y la globalización permite que haya intercambio cultural y musical.

Breve historia de la danza: La renovación
La renovación de la danza académicamente hablando, viene de la mano de 3 mujeres que cambiaron la forma en que venían desarrollándose los acontecimientos.
Isadora Duncan, con una mirada en el mundo clásico y otra en la naturaleza viene a crear lo que consideramos “Danza Libre”. Mary Wigman, desde el interior de los artistas alemanes de vanguardia crea la “Danza Expresionista” a partir de las enseñanzas de Jaques Dalcroze y Laban. Y finalmente Martha Graham, enfocada en los procesos sociales en Estados Unidos analiza el movimiento y crea su propia técnica con la que inicia lo que conocemos como “Danza Moderna”
La técnica Graham se basa en la contracción y relajación del cuerpo y en entender la zona pélvica como el motor de las emociones.
La historia de la danza moderna tiene dos espacios importantes de desarrollo, Alemania y USA. Y aunque evoluciona de las artes escénicas, no tiene raíces directas en compañías, artistas o escuelas de ballet o danza clásica europea. Emerge en consecuencia de su época, de manera independiente y al margen de las instituciones académicas. Sostiene que la fuente de la danza se encuentra en el interior del bailarín y no fuera de él.
Se amplían los estudios y se desarrollan muchos conceptos. Los estudiosos proponen la enseñanza de la danza como herramienta orgánica comunitaria. Afirmando que el comportamiento de la danza, expresa el estado de la sociedad puesto que el arte transforma las perspectivas desde las cuales nos relacionamos.

La danza moderna incluye una inquietud por los problemas sociales, da paso al florecimiento de un sin fin de estilos, gracias al potente mestizaje de culturas y al acceso comunicacional global. Y se crean los primeros tratados de la danza contemporánea.
Merce Cunninhgan introduce puntos de vista distintos con la danza contemporánea, fracturando y dejando a un lado la construcción de narrativas de interpretación psicoanalítica y emocional. Hay un momento convulso de la danza contemporánea y aparece Pina Bausch creadora de lo que conocemos como “Danza Teatro” donde los interpretes además de ser destacados bailarines, incluyen experiencias vitales. Cantan, hablan y expresan sus realidades en la ejecución. Las emociones son auténticas.
Alrededor de 1960 hay un grupo de artistas que se reúnen en la Judson Memorial Chruch, para improvisar, trabajar y crear colaborativamente. Transitan entre la improvisación virtuosa callejera y la interpretación libre en los lugares donde anteriormente la danza era majestuosa. Dando paso a lo que conocemos como Danza Postmoderna. Donde hay una separación de las ejecuciones virtuosas y los espectáculos.
Este tipo de danza empieza a considerar la participación de bailarines que nos son profesionales y bailarines con diversidad funcional. Incluyen escenificaciones documentales, tecnología como guía coreográfica y otros elementos antes no considerados en la danza. Busca acercarse a la vida y a fusionarse con ella a través del vestuario, el movimiento, la actitud, la improvisación y la quietud.
Los estilos tradicionales, modernos y urbanos se combinan para enseñarse en las academias. No solo a bailarines profesionales, sino también a personas con talento que no se han formado en los estilos clásicos. Esto democratiza la danza y promueve que haya una difusión de los distintos estilos haciéndolos accesibles para cualquier persona.
En el presente, saber todo esto significa saber que tenemos a disposición un baúl enorme con muchos recursos. Una biblioteca de técnicas que podemos utilizar, sin necesidad de recurrir a su estética original. Lo que sin duda es sumamente valioso y fascinante para el bailarín urbano, porque nos permite tener conceptos híbridos en los estilos actuales.